Desde hace poco más de dos décadas ha comenzado su aplicación en la construcción en Europa, empezando por Francia. Las técnicas desarrolladas comienzan a valorarse en otros países en el mundo que legalizan variedades industriales de cannabis sativa, con tasas muy bajas de cannabinoides, para apuntarse al desarrollo sostenible: El trabajo con material vegetal, en sustitución a los recursos fósiles.
El sector de la construcción representa el 40% del consumo de energía en el mundo, con un 40% adicional del uso de materias primas (Cisne, 2011). Del mismo modo, la industria de la construcción tiene una importante contribución en las emisiones globales de carbono, que asciende a 57%, es decir, más que todos los demás sectores juntos.
De este 57% el 47% es generado por el uso de los edificios (calefacción, iluminación, aire acondicionado) y el 9% proviene de la fabricación de materiales de construcción.
Desde la revolución industrial la concentración de CO2 en la atmósfera se ha incrementado en un 30%. Con la aplicación de materiales de construcción a base de vegetales y aglomerantes minerales crudos contribuimos a reducir estas cifras.
Estos materiales también tienen una menor demanda energética en su fabricación que aquellos procesados con calor (ladrillos, bloques de hormigón…), pues reducen la contaminación ambiental. Aplicado en la construcción, el cáñamo contribuye a ecuestrar o incluso reducir gases invernaderos durante la vida útil del edificio. Las emisiones de CO2 debido a los materiales, en una casa unifamiliar aislada de nueva construcción, son:
- Con sistemas convencionales (hormigón de cemento, bloques de hormigón, cerámica…): 30 a 50 toneladas.
- Con paredes de mortero con cáñamo-cal: 0 toneladas (huella de carbono neutra)
- Con tapiales de mortero de cáñamotierra o bloques Cannabric: - 8 toneladas (huella negativa, secuestro de carbono)
El tallo de cáñamo se compone de fibra y paja, ambos son aptos para la construcción, aunque la paja (cañamiza) es aquella parte
menos aplicada en usos históricos y también industriales actuales y que representa unos dos tercios del volumen del tallo de cáñamo. Por esta razón y por ser el derivado más económico de la planta, me parece de principal interés para la construcción. He
conseguido aplicar hasta 100 kg de cáñamo (casi un metro cúbico) por metro cuadrado construido.
Posee unas cualidades excelentes en cuanto a aislamiento térmico, con una conductividad térmica muy baja. Es además libre de nutrientes para parásitos, lo que ahorra tratamientos previos de ningún tipo.
Trabajar con morteros vegetales en la construcción es un reto nuevo que se está estudiando en diversas universidades europeas en cuanto a sus ventajas para el medioambiente y su comportamiento mecánico, térmico y bioclimático. Personalmente estoy estudiando el comportamiento de durabilidad en diversos climas y la interacción de vegetales en el secado, fraguado y comportamiento hídrico de morteros minerales.
El abanico de aplicaciones de morteros de cáñamo va desde prefabricados (bloques y paneles) hasta hormigones y morteros aislantes para toda clase de aplicaciones en obra, como soleras, capas de compresión entreplanta y bajo cubierta y revocos aislantes.
Aparte de morteros existen paneles aislantes de lana de cáñamo, fieltros de cáñamo en función de amortiguadores acústicos, y
granulado prensado para soleras secas.